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Las despedidas cuando los papás y las mamás dejan a sus hijos en el cole, sobre todo en el primer año, de buenas a primeras se vuelven angustiosas y a muchos les cuesta afrontar que sus papás se van. En esa etapa suele aparecer la ansiedad por separación. La ansiedad por separación es algo normal en el desarrollo del niño.
Los bebés, en los primeros meses, se adaptan bastante bien a otros cuidadores y los que sufren esa ansiedad de separación son los padres. Los niños todavía no han desarrollado el sentido de la permanencia del objeto. A partir de los 6 – 7 meses, los bebés desarrollan esa habilidad. Comienzan a darse cuenta que los objetos y las personas existen aunque ellos no las puedan ver. Los bebés aprenden que cuando no pueden ver a su persona de apego, significa que se han ido. Ellos no tienen el concepto de tiempo, no saben que volverán, y se pueden alterar y sentir inquietos en su ausencia. Da igual que mamá o papá estén en otra habitación, o en la oficina,…para un bebé es lo mismo y es posible que llore.
La ansiedad por separación puede variar de un niño a otro, en algunos puede aparecer a los 9 meses, otros a partir de los 12 en adelante, e incluso no aparecer. Hay niños que nunca la llegan a experimentar.
En este aspecto, en la Escuela Infantil del Colegio tenemos la suerte que desde el aula 0 trabajan con nosotros la permanencia del objeto. Dominar este concepto, es uno de nuestros mayores logros, ya que nos permite entender el mundo y saber qué esperar de él.
Tenemos unos cuantos meses por delante para aprender y desarrollar esta habilidad. El mejor método para irlo aprendiendo y desarrollando, es a través del juego. Juegos como el «cucú-tras», que nuestras profes nos tapen juguetes para que nosotros los descubramos, Las cajas de permanencia de Montessori, entre otras cosas, nos serán de gran ayuda para más adelante reducir la ansiedad por separación. Gracias a eso, y al cariño que recibimos, tenemos la suerte de venir felices y contentos al cole. Solo hay que ver nuestras caras.